“El mundo está peor que nunca”, “Cada vez vamos a peor” o “No levantamos cabeza” son algunas de mis favoritas, pero existe una retahíla de expresiones que nos hemos acostumbrado a escuchar en nuestro día a día y que ya hemos interiorizado hasta tal punto que a veces las repetimos sin llegar a creérnoslas y sin saber muy bien por qué lo hacemos.
Este verano, y gracias a la recomendación de nuestro buen amigo Eugenio Trillo (The Lean Hydrogen Company), he conocido y leído el libro “Factfulness”, una obra en la cual su autor, Hans Rosling, propone datos, experiencias y sobre todo perspectiva para hacernos escapar de esa envolvente de ruido, titulares y vídeos trágicos y plantearnos un acercamiento a la realidad basada en hechos e indicadores, no en prejuicios.
Nunca me he creído cuando la gente dice “ese libro me cambió la vida”, pero desde luego creo que este libro da unas herramientas interesantes para estudiar la realidad de lo que vivimos en nuestro día a día.
De este modo, en este análisis post-veraniego, nos queremos centrar desde AtlantHy en arrojar un poco de realidad ante el momento de desconcierto que vive el sector, pero, sobre todo, lo que rodea al sector.
Dividiremos este análisis en dos partes, siguiendo la próxima en la siguiente Newsletter. Todo con cálculos de servilleta, sin entrar a los detalles como veréis, pero esperando que este ejercicio nos reafirme en el esfuerzo que llevamos ya 5 años haciendo que es el de desarrollar el sector del hidrógeno.
Dónde estamos
Parece que somos unos veteranos, pero la realidad es que la carrera del hidrógeno renovable a nivel mundial comenzó hace 5 años, en 2020, cuando la UE publica su estrategia en lo referente al hidrógeno. Esta vez sí líder, sería seguida en 2022 por China y 2023 por EEUU.
Alguien podrá argumentar que antes de 2020 ya había proyectos de producción de hidrógeno renovable, empresas con décadas de experiencia y tecnologías probadas, pero la magnitud del sector se ha multiplicado con la llegada de empresas, profesionales y dinero, mucho dinero.
Aún así, en 2020, pese a ser unos rookies, parecía que todo lo relativo al desarrollo del sector y en particular los proyectos iba a ser mucho más sencillo, por lo que comenzaron a proliferar proyectos como champiñones. Quien no tuviese 1 GW en portfolio, no era nadie, y pinchar la tubería de gas natural para inyectar el hidrógeno era lo estándar “podremos inyectar hasta un 20 % en la red de gas, las tuberías lo soportan” decían algunos.
Otros, peleábamos por intentar “colar” el hidrógeno en cualquier tipo de industria, desde plantas químicas hasta cementeras, pasando por pequeñas industrias que ya tenían bastante con pagar su factura de gas a final de mes.
No olvidemos tampoco a los intentos por inyectar hidrógeno en plantas de ciclo combinado o por desplegar grandes flotas de autobuses o camiones a hidrógeno cuando, sorpresa, no había tecnología probada ni fabricantes serios con líneas de fabricación preparadas.
¿Cómo ha sido el desarrollo en estos años?
A lo largo de 2021 y 2022, el trabajo de desarrollo y prospección fue brutal. Lo que sumado a la subida de los costes energéticos hizo que muchos consumidores industriales se interesaran por alternativas, participando en muchas conversaciones para ser offtakers de proyectos de hidrógeno renovable con fines térmicos… salió mal en la mayor parte de los casos.
A partir de 2023, muchos de los desarrolladores comenzaron a darse cuenta de que esto del hidrógeno no es poner 4 contenedores y comenzar a generar, sino que hablamos de proyectos industriales con muchas aristas a las que atender para que lleguen a buen puerto, desde el consumidor, hasta la parte ambiental, las renovables asociadas o la temible conexión eléctrica. Comienza el desinterés, la apertura de departamentos de biometano y, por supuesto, el runrún.
En 2024, la inmovilidad del sector se hizo evidente. Los proyectos se ejecutan a cuentagotas, las empresas desinvierten en departamentos de hidrógeno, otras comienzan sus procesos de quiebra y las malas noticias comienzan a copar los titulares.
Ya en el actual 2025, la situación parece repetirse. Un sector estático a la espera de una normativa clara desde el punto de vista de la demanda, que incentive un mercado en el cual se debe cubrir un “Price gap” para crear ese consumidor y en muchos casos de un punto de consumo en la red eléctrica que difícilmente llegará.
Si nos dijesen en 2020 que cinco años después estaríamos así, no nos lo habríamos creído.
¿Hemos fracasado?
¿Ha fracasado un niño cuando se convierte en adulto y no llega a ser futbolista o astronauta?
Quizás parezca un poco exagerada la comparativa, pero creo que se ajusta a la perfección. La realidad es que, en 2020, éramos unos ignorantes. Unos por desconocimiento de las tecnologías, los otros por el desconocimiento del sistema energético o de los procedimientos de la creación de normativa.
Lo que parecía fácil, no lo ha sido y estamos prácticamente igual que en 2020… ¿o no?.
5 años… es exactamente el tiempo que la metáfora sobre el bambú chino nos cuenta que esta planta está echando raíces antes de comenzar a crecer de forma acelerada.
Creemos desde AtlantHy que nuestro sector, aunque no intencionadamente, ha estado echando raíces y separando el grano de la paja, hasta encontrarnos ahora mismo en una situación mucho más favorable que la que teníamos a inicios de década.
Aquí es donde empezamos con el Factfulness del Hidrógeno, y es que han sido muchas las raíces que se han echado, aunque hay que reconocer que todavía nos quedan flecos pendientes.
La capacidad de electrolizadores instalada a nivel mundial se ha multiplicado por 9 desde 2021 hasta 2025
Llegando a los 5 GW instalados en total a finales de julio de 2025. Si bien es cierto que el 60 % de esta capacidad está en China, el hecho de ver cómo la industria a nivel global ha despegado nos demuestra que hay apetito y sobre todo viabilidad tanto técnica como económica en muchos casos. Recomendamos acceder a la herramienta de Hydrogen Council (https://compass.hydrogencouncil.com/) donde se hace un repaso a los “enablers” que han permitido a muchos proyectos llegar a FIDs exitosos.

Ilustración 1 Capacidad de electrolizadores instalados (IEA Global Hydrogen Review 2025)
La capacidad de producción de electrolizadores se sitúa ya en 57 GW/año, un x6 con respecto a 2021
No lo vamos a negar, muchos de los fabricantes han sido igual de optimistas que nosotros y han puesto el carro por delante de los bueyes, invirtiendo decenas o cientos de millones de euros en plantas de producción de electrolizadores que en 2020 no existían, multiplicando por 6 la capacidad disponible, pero, sobre todo rebajando enormemente los costes de fabricación de los electrolizadores gracias a líneas automatizadas y espacios adecuados. En el camino, han caído actores como MCPHY, con una fábrica para la que había recibido más de 100 M€ por parte del gobierno francés o Green Hydrogen Systems. Sin embargo, sus instalaciones y conocimiento han sido adquiridos por terceros, no habiendo caído en saco roto e iniciándose un proceso de consolidación al cual todavía le queda recorrido.
En lo que respecta al sector, lo que no había en 2020, sí lo hay hoy, sin olvidar el despliegue chino, con 38 GW/año de capacidad de fabricación.

Ilustración 2 Capacidad de fabricación de electrolizadores (IEA Global Hydrogen Review 2025)
Más de 110.000 millones de dólares se han comprometido tras superar la FID ya a proyectos de producción de hidrógeno
Mientras que para quien escucha las noticias parece que nadie da ningún paso, de los 10.000 M€ destinados a proyectos de hidrógeno en 2020 hemos multiplicado por 11 para llegar a 110.000 M€ a nivel global. Es innegable que esto se ha echado a andar. Que sí, que no es suficiente para cumplir objetivos, ni es la velocidad que queremos. Incluso para los españoles, sabemos que muy poco de este dinero pertenece a nuestro país, pero el desarrollo del sector a nivel global nos lo pone mucho más fácil en cuanto a madurez de tecnologías, de productos, reducciones de costes, etc. Además, más de 500 proyectos han tomado ya la FID, por lo que estarán en construcción y operación muy pronto.


Ilustración 3 Inversión comprometida y distribución de la misma en proyectos de hidrógeno que han pasado FID (Hydrogen Council)
Grandes proyectos demuestran que sí es posible
Hace cinco años, apenas había referencias de proyectos de hidrógeno renovable operando con el fin de producir esta molécula para descarbonizar aplicaciones finales. Sin embargo, hoy en día existen proyectos de hasta 500 MW de electrólisis, como el Chifeng Hydrogen Project, el más grande hasta la fecha. Pero no es necesario irnos a tamaños tan grandes, ya que hemos visto como en Europa o EEUU se han instalado proyectos de decenas de MWs y otros del rango de cientos están en construcción. Querría destacar aquí el proyecto Kasso, de European Energy, que, aunque tiene una capacidad de 50 MW de electrólisis, integra una fotovoltaica, una planta de metanol y hasta un sistema de district heating para dar calor a las residencias e industrias del entorno.

Ilustración 4 Chifeng Hydrogen Project (Hydrogen Insight)

Ilustración 5 Planta de e-metanol Kasso (European Energy)
Estas materializaciones no sólo nos demuestran que sí es posible, sino que también nos ayudan a planificar mejor nuestros futuros proyectos, entendiendo tamaños, requerimientos, tiempos de construcción, etc. Conocimiento elaborado en este tiempo y que el sector ya tiene.
La voluntad de las instituciones se ha materializado
Nunca a la velocidad que queremos y siempre con cosas por mejorar, pero lo cierto es que han sido años muy convulsos para Europa y para el mundo en general desde 2020, mucho, pero los hechos demuestran que, en nuestro continente, el rumbo fijado en 2020 no sólo se ha mantenido, sino que se ha intensificado.
En cuanto a normativa, el trabajo de Europa está prácticamente hecho, quedando pendiente oficializar la parte de low-carbon hydrogen y cerrar en 2026 los flecos de la normativa relativa al CO2, que también afecta a nuestro sector.
Destacar en este aspecto FuelEU Maritime o ReFuelEU Aviation, normativas que desde el primer momento crean un mercado firme para los combustibles limpios, los actos delegados, con los que podemos estar más o menos de acuerdo y la RED III, la cual deberíamos ver transpuesta en nuestras normativas nacionales ya en mayo de 2025.
A nivel ayudas, hay numerosos programas que cuelgan de Europa e incluso permean hasta España. Programas que en muchos casos han estado mal diseñados, sí, y cuyas ayudas se han rechazado en gran parte, también, pero programas que ya están en marcha y que permiten que un buen proyecto tenga muchas probabilidades de llevarse una ayuda importante.
Además, la propuesta de la Comisión Europea de multiplicar x6 el dinero disponible para energías limpias en el periodo 2028-2034 hace ver que el apoyo seguirá estando ahí.
A nivel local, en España, estamos todavía muy pendientes de cómo la regulación va a obligar a los consumidores a consumir el hidrógeno. Si bien es cierto que tenemos ya encima de la mesa el borrador del RD de fomento de los combustibles renovables, todavía faltan cosas críticas para dar el pistoletazo de salida a la creación de ese mercado normativo. Por ejemplo, saber cuales serán las cuotas oficiales finales, saber cuales serán las penalizaciones y cómo se aplicarán o incluso saber como serán las transferencias de créditos entre un subsector y otro. Estamos a la espera de la Orden Ministerial que no sabemos cuando llegará. Del mismo modo, está pendiente todavía conocer la cuota de consumo de hidrógeno renovable en industria, algo de lo que no tenemos noticias.
Madurez de los fabricantes, referencias, equipos de venta y servicio
Hablar con un fabricante hace 5 años era una cosa bastante curiosa. ¿Recordáis los tiempos de respuesta a la hora de organizar reuniones, compartir información o firmar NDAs? No eran empresas preparadas para atender al sector, no había ni equipos comerciales ni en muchos casos conocimientos de sus productos. ¿Cuántas bajadas de eficiencia y subidas de coste hemos vivido entre 2020 y 2022? ¿y las listas de referencias? ¿las horas de operación? Ni siquiera tenían gran parte de estos fabricantes la posibilidad de desplegar un servicio técnico en nuestro país.
Esto, por suerte, ha cambiado. Todos, o al menos espero que la gran mayoría de los que hoy en día pedís ofertas y tratáis con fabricantes a diario, creo que estaréis de acuerdo conmigo en que la madurez y solidez del sector es otra. Teniendo además experiencia estos fabricantes en la instalación de muchos proyectos reales, y pongo aquí como ejemplo a Plug Power, donde en 2020 apenas tenía un producto de 1 MW con muy pocas referencias y hoy no hay mes en el que no vea una entrega de varias de sus unidades de 5 MW o incluso la puesta en marcha de su propia planta de 40 MW con licuefacción de 15 toneladas de hidrógeno por día.
La madurez de las empresas es muy diferente a la que nos encontramos en su momento, lo que ayuda de sobremanera al éxito de los proyectos.
Por último, las entradas masivas de dinero e interés en estas empresas, han llevado a los fabricantes a mejorar sus equipos, tanto en costes como en eficiencias u operabilidad, lo que cada vez facilita más el éxito del sector.
Conclusiones
Este tipo de ejercicios nos permiten evaluar donde estamos, ganar cierta tranquilidad y entender las causas que nos han llevado a avanzar menos de lo esperado. Desde AtlantHy seguimos con la ilusión del primer día, pero con una convicción muy diferente. Más madura y curtida a lo largo de este tiempo.
Esperamos que esta primera parte os haya hecho daros cuenta del gran avance subyacente que ha habido en estos cinco años y que comenzará a florecer muy pronto.