Contexto
Se habla mucho sobre la huella de carbono de los combustibles, especialmente cuando se clasifican como renovables. Este aspecto es crucial a la hora de cumplir con las regulaciones medioambientales que promueven el uso de combustibles sostenibles.
¿Qué significa esto en la práctica? Que, en función del sector al que nos dirijamos, cuanto menor sea la huella de carbono de un combustible, mayor será su atractivo para las industrias consumidoras. Sin embargo, este interés está condicionado por otros factores clave como el precio de venta y los costes de producción. Sólo cuando se alcanza un equilibrio entre sostenibilidad y viabilidad económica, estos combustibles logran posicionarse como una alternativa real frente a las opciones tradicionales del mercado.
Uno de los mejores ejemplos de esta tendencia es el transporte marítimo, un sector que ya se encuentra bajo el marco regulador de la normativa FuelEU Maritime en Europa (Comisión Europea, 2023). Si aún no estás familiarizado con esta legislación, te recomendamos que a continuación revises nuestra publicación (FuelEU Maritime: ¿Consumirán RFNBOs los barcos en Europa?), en la que comentamos en detalle las implicaciones de esta regulación. De forma resumida, esta regulación de la Unión Europea exige una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los barcos de aquí al 2050. Para lograrlo, se promueve el uso de combustibles sostenibles, como los RFNBOs (Renewable Fuels of Non-Biological Origin) o combustibles bajos en carbono, a través de un sistema de penalizaciones que se basa tanto en la cantidad de energía consumida como en la intensidad de emisiones de los combustibles utilizados.

Ilustración 1. Ecosistema para la producción y utilización de hidrógeno.
Esto se vincula directamente con la regulación que define la intensidad de emisiones permitida para los combustibles sintéticos y los RFNBOs. En función de estos valores, las empresas enfrentan sanciones proporcionales: cuanto mayor sea la intensidad de emisiones, mayor será la penalización.
Por ello, a las compañías les interesa reducir al mínimo las sanciones, siempre que el coste de los combustibles sostenibles lo haga viable. De poco sirve imponer penalizaciones si las alternativas limpias siguen siendo significativamente más caras. En ese caso, muchas empresas optarán por los combustibles convencionales, ya que resulta más rentable asumir la sanción que adoptar una solución con menor huella de carbono.
En la práctica, la mayoría elegirá la opción más favorable económicamente. Sólo cuando el precio y las condiciones de uso de ambos tipos de combustible sean comparables, el criterio de sostenibilidad podrá inclinar la balanza.
En este contexto, la Unión Europea ha propuesto un nuevo acto delegado que busca establecer una metodología común para calcular las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los combustibles de baja emisión de carbono, conocido como “Low-Carbon”, que veremos a continuación (Comisión Europea, 2025).
El Acto Delegado “Low-Carbon”
El acto delegado recientemente adoptado se presenta como una herramienta metodológica clave para determinar cuándo un combustible puede clasificarse como bajo en carbono (“Low-Carbon”), que complementa la Directiva (UE) 2024/1788, relativa a normas comunes para los mercados interiores del gas renovable, del gas natural y del hidrógeno (Comisión Europea, 2024).
Es importante destacar que esta normativa estaba prevista para ser adoptada a finales de 2024, según el calendario inicial de la Unión Europea. Sin embargo, el proceso se ha retrasado, generando cierta incertidumbre en el sector. A día de hoy, todavía se está a la espera de la resolución definitiva y su publicación oficial, lo que será determinante para conocer con precisión la versión final del texto normativo y sus implicaciones prácticas.
Su enfoque es similar al del acto delegado que regula el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero en los RFNBOs, el Reglamento (UE) 2023/1185, ya que ambos instrumentos permiten definir, clasificar y certificar de forma coherente los distintos tipos de combustibles sostenibles en el mercado europeo (Comisión Europea, 2023).
¿A quién afecta el acto delegado “Low-Carbon”?
Teniendo en cuenta su sinergia con la metodología utilizada para determinar las emisiones de los combustibles RFNBO, este reglamento impacta directamente sobre aquellos combustibles que, aun superando los umbrales de emisión establecidos para los RFNBO, logran reducciones significativas respecto a los combustibles convencionales.
Este acto delegado, como comentábamos anteriormente, constituye un documento legal con efectos tanto en la producción de hidrógeno y otros combustibles bajos en carbono, como en el comportamiento de los compradores potenciales, como el sector marítimo, que se enfrenta a obligaciones regulatorias vinculadas a la intensidad de carbono de los combustibles que utiliza.
Concretamente, el cálculo de la reducción de emisiones se basa en un mismo parámetro de referencia: 94 g CO₂/MJ. Para que un combustible pueda ser clasificado como bajo en carbono, debe demostrar una reducción mínima del 70 % respecto a ese valor de referencia.
En este contexto, es fundamental considerar las sinergias con otras normativas europeas, en particular con la Directiva ETS. El uso de combustibles bajos en carbono y RFNBOs no sólo contribuye a la descarbonización, sino que también permite a las empresas descontar de sus emisiones reportadas las cantidades correspondientes al uso de estos combustibles, reduciendo así sus costes asociados al comercio de derechos de emisión.
Esto refuerza el atractivo de esta regulación, ya que la aplicación de una metodología común para el cálculo de emisiones favorece tanto la producción como la comercialización de estos combustibles en el mercado europeo.
Este enfoque metodológico se alinea con los criterios establecidos en las regulaciones MRR (Monitoring and Reporting Regulation) y MRV (Monitoring, Reporting and Verification), lo que permite una integración coherente dentro del marco regulador de la UE (Comisión Europea, 2018) (Comisión Europea, 2015).
Metodología de cálculo
La determinación del factor de emisiones de un combustible bajo en carbono se realiza mediante la siguiente fórmula, basada en la suma de todas las emisiones asociadas a todo el ciclo de vida del producto:

De esta forma, se está teniendo en cuenta desde la producción de las materias primas, el transporte, su almacenamiento, hasta su utilización al final de su vida útil cuando es utilizado en unidades de g CO2 equivalente/MJ. Pero, vamos a analizar cada componente por separado, y ver qué significa:
- e i: Es referente a las entradas, todos aquellos aportes de emisiones que tienen lugar para la producción de las materias primas necesarias en el proceso.
- e p: Las emisiones asociadas al propio proceso de producción del combustible.
- e td: Todo el transporte y almacenamiento de los compuestos a lo largo de la cadena de valor.
- e u: Derivada de la propia combustión final del combustible.
- e ccs: Aquellas emisiones que son evitadas de la atmósfera y que son correctamente almacenadas geológicamente de forma permanente.
- e ccu: Aquellas emisiones que son evitadas de la atmósfera y almacenadas en productos permanentemente.
Para poder tener un combustible bajo en carbono resulta relevante tener en cuenta los siguientes puntos, e intentar o bien reducir los factores que suman en la fórmula, o aumentar los factores que restan. Lo principal que se puede tener en cuenta son dos cosas:
La electricidad utilizada: Las emisiones provenientes de la electricidad que cumplan con los requisitos estipulados en la directiva de energías renovables de la que ya hemos hablado anteriormente para ser renovable, pueden ser consideradas como nulas. Son muy interesantes, en este caso, las triquiñuelas que este Acto Delegado nos permite hacer, pudiendo contabilizar las emisiones de la red eléctrica en base a cuatro metodologías diferentes:
- Huella de carbono promedio del año anterior en la zona de subastas
- Huella de carbono horaria de la red
- Método de “horas a plena carga”
- Huella de carbono de la fuente de energía que marca el precio marginal de mercado en cada hora
Si bien es cierto que una vez escojamos un método de contabilización, debemos mantenerlo durante 12 meses, esto nos permitirá exprimir mucho más nuestras plantas de electrólisis. Desde AtlantHy podemos ayudaros a sacarle el máximo partido a estas opciones en función de las configuraciones de vuestros proyectos.
La captura de carbono (CO2), en algunos casos utilizada para la obtención de combustibles sostenibles como materia prima puede, bajo ciertos criterios, ser utilizada en la metodología como un agente reductor de esa huella de carbono del combustible. En caso de tratarse de captura permanente o en productos o el almacenamiento geológico, reduce de forma directa esas emisiones totales finales del producto.

Ilustración 2. Instalación de captura de carbono.
Por otro lado, dentro del primer punto de la fórmula de emisiones de entrada, se puede deducir la cantidad de emisiones correspondiente, que es incorporado en la composición química del combustible que, de otro modo, se habría emitido a la atmósfera. Siempre que el CO2 provenga de alguno de los siguientes orígenes:
- El CO2 se ha capturado de una actividad recogida en la Directiva de Energías Renovables, hasta el 1 de enero de 2036, prorrogable hasta el 1 de enero de 2041 en algunos casos.
- El CO2 ha sido capturado del aire.
- El CO2 que proceda de biocarburantes, biolíquidos o combustibles de biomasa que cumplan los criterios de sostenibilidad y ahorro de gases de efecto invernadero de la Directiva de Energías Renovables.
- El CO2 procedente de la combustión de RFNBO o combustibles bajos en carbono, que cumplen los criterios de ahorro de gases de efecto invernadero establecidos en la Directiva de Energías Renovables.
- El CO2 capturado de una fuente geológica de CO2 y el CO2 se liberó previamente de forma natural.
- El CO2 que procede de insumos que cumplen los requisitos como fuente de carbono para la producción de combustibles de carbono reciclado.
De esta forma, se trata de un mecanismo que permite, en ciertos casos, disminuir de manera significativa las emisiones asociadas a la quema del combustible, aun cuando este proceso genera inevitablemente emisiones. El uso de combustibles bajos en carbono permite que dichas emisiones se consideren parcialmente compensadas, gracias a la reducción que presentan frente a los combustibles convencionales.
¿En qué afecta a los productores del combustible?
Un aspecto relevante es que esta regulación contempla una revisión en el año 2028, lo que genera cierta incertidumbre entre los productores de combustibles renovables, como el hidrógeno, especialmente en un periodo clave donde la competencia entre distintos combustibles sostenibles es elevada. Por ello, la aplicación rigurosa y el ajuste adecuado de la normativa resultan fundamentales para garantizar su eficacia.
Además, el acoplamiento entre esta regulación y la metodología de cálculo para los RFNBO es esencial para asegurar una competencia equitativa entre los distintos tipos de combustibles bajos en carbono. Esto es especialmente importante en contextos donde no es posible cumplir completamente los criterios RFNBO, pero sí se logran reducciones significativas de emisiones, que deberían ser justamente reconocidas.
Conclusiones
Con esta normativa se busca impulsar la producción de combustibles sostenibles, al tiempo que se establecen las pautas necesarias para clasificar un combustible como bajo en carbono. Este tipo de marcos legales es esencial para facilitar la implementación efectiva de otras normativas europeas que fijan objetivos obligatorios de consumo de combustibles sostenibles, en sustitución de los fósiles tradicionales.
Al igual que sucede en la clasificación de los RFNBOs, donde la procedencia de la electricidad es determinante en el cálculo de su huella de carbono, esta regulación introduce criterios que permiten evaluar con mayor precisión el impacto ambiental real del combustible final. En este sentido, se ofrece un marco más transparente y técnico que permite diferenciar entre soluciones energéticas que, aunque no alcancen la categoría de RFNBO, siguen aportando una reducción significativa de emisiones.
Estas normativas, a la espera de su adopción final y desarrollo reglamentario completo, resultan clave para la definición técnica y económica de los proyectos. Permiten establecer con mayor certidumbre la viabilidad ambiental y regulatoria de las inversiones relacionadas con la producción de hidrógeno y otros combustibles sostenibles, además de facilitar el análisis del posicionamiento competitivo de estos productos en el mercado.
En AtlantHy, acompañamos a nuestros clientes en el análisis detallado de estas regulaciones y su aplicabilidad práctica. Evaluamos su impacto en las características del producto final y en su encaje dentro del mercado energético europeo, identificando riesgos, oportunidades y puntos críticos desde la fase de diseño hasta la comercialización.
Referencias
Comisión Europea. (2015). Reglamento (UE) 2015/757 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 29 de abril de 2015, relativo al seguimiento, notificación y verificación de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte marítimo. Obtenido de http://data.europa.eu/eli/reg/2015/757/2025-01-01
Comisión Europea. (2018). Reglamento de Ejecución (UE) 2018/2066 de la Comisión, de 19 de diciembre de 2018, sobre el seguimiento y la notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero en aplicación de la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo. Obtenido de http://data.europa.eu/eli/reg_impl/2018/2066/2025-01-01
Comisión Europea. (2023). Reglamento (UE) 2023/1805 del Parlamento Europeo y del Consejo de 13 de septiembre de 2023 relativo al uso de combustibles renovables y combustibles hipocarbónicos en el transporte marítimo. Obtenido de http://data.europa.eu/eli/reg/2023/1805/oj
Comisión Europea. (2023). Reglamento Delegado (UE) 2023/1185 de la Comisión de 10 de febrero de 2023 estableciendo un umbral mínimo para la reducción de las emisiones de GEI aplicable a los combustibles de carbono reciclado. Obtenido de http://data.europa.eu/eli/reg_del/2023/1185/oj
Comisión Europea. (2024). Directiva (UE) 2024/1788 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de junio de 2024, relativa a normas comunes para los mercados interiores del gas renovable, del gas natural y del hidrógeno. Obtenido de http://data.europa.eu/eli/dir/2024/1788/oj
Comisión Europea. (2025). Metodología para determinar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los combustibles hipocarbónicos. Obtenido de https://ec.europa.eu/info/law/better-regulation/have-your-say/initiatives/14303-Metodologia-para-determinar-la-reduccion-de-las-emisiones-de-gases-de-efecto-invernadero-GEI-de-los-combustibles-hipocarbonicos_es
Cundall. (2022). Reducing our personal carbon footprint (Imagen de portada). Obtenido de https://www.cundall.com/ideas/blog/reducing-our-personal-carbon-footprint